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INMERSA EN: NADA ENTRE MANOS....ESPERANDO GANAS.



domingo, 10 de agosto de 2008

LA FRUTERÍA

Escribir por escribir.
No, no, nada de eso, me gusta escribir, en serio, la prueba aquí la tenéis, pero sería mejor decir, tontería por tontería.
Yo disfruto haciéndolo, aunque sólo sea por reírme yo sola de las cosas que me acuerdo…. Y pa colmo de las tonterías……..voy y las escribo (si es que soy así, qué le hago?)

Me estaba acordando del frutero de mi barrio, que no frutera, o bueno………..no estoy segura.
Menos mal que ya los hombres, (los maduritos, eh, porque las generaciones más nuevas ya están concienciadas de que el trabajo de la casa y la familia hay que compartirlo) se van integrando más en las tareas domésticas, como por ejemplo ir a la compra del súper, ir a la compra………del pan, ir a la compra de la fruta…………ir a la compra de la verdura. ¿He dicho verdura?, No , me he equivocado, porque la verdura para ellos es otro mundo.
El caso es que fui a la frutería, cogí la vez, que se sigue diciendo todavía (¿Quién me da la vez, por favor?) No sé si es que no la pido bien o qué, el caso es que siempre que la pido, nadie me da nada, la próxima vez, no la pido, la cojo yo sola, ea, pues eso, había dos personas por delante, una señora a la que ya estaban atendiendo ,un señor que esperaba su turno y yo.
El señor era madurito y cuando le tocó su “vez”, le pregunta el frutero:
--¿quién va?
--yo
--¿qué le pongo?
--po verá, quiero un melón blandito y dulce pero que no esté demasiao tierno ( hasta aquí….bien)
--coja usted el que quiera, amigo
--yo es que de eso no entiendo, pero si se aprieta por las dos partes del culo, ahí se nota si está bueno o no. (uff, ya empezamos……cliente sabihondo)
En ese instante, me enteré yo de que los dos extremos del óvalo del melón eran….sus culos y dos ná menos, oye.
El frutero, el pobre, se sonreía para sus adentros, porque si lo hace para sus afueras, la montamos allí todas las que estábamos esperando, porque nos mirábamos unas a otras para no soltar la carcajada. Ya con el melón en el carrito de la compra, le dice al frutero:
--también quiero un kilo de melocotones, de ésos que son tó naranjitas por fuera y amarillitos por dentro y que están tan dulcecitos. (el frutero apretaba los dientes pero no decía ni mu)
--ahora me pones dos kilos de tomates pa “gagpacho”, que estén mu coloraos y maduros, pero que no se espachurren cuando los tenga en la mano pa quitarles el pellejo.
El pobre frutero ya no sonreía tanto, pero como el cliente es el que se deja los cuartos, no tenía más remedio que poner buena cara al mal tiempo , y aguantar ahí con dos pares de huevos, que por cierto, menos mal que de eso no vendía , que si no el cliente hubiera sido capaz de pedirle que se los enseñara para ver si eran frescos. Además le convenía joderse y vender lo que le estaba pidiendo porque si ese género es perecedero, se lo hubiera tenido que echar a los cochinos en un par de días. ( ahora que lo pienso, que yo sepa, el frutero no tiene cochinera, no sé yo dónde irá a parar ese género, a lo mejor, sólo a lo mejor, es probable que tenga algunos clientes sabihondos como éste, que le dejan los cuartos ganados con la paciencia que ha aprendido a tener con ellos).
Por fin, llega el buen hombre a pedir lo último que le faltaba.
--“espáchame también, tres pepinos de ésos” (le señalaba lo que quería)
--es que ésos no son pepinos, son calabacines.
--sí ome, a mi me va a decí tú lo que mi parienta le echa al gagpacho, esos son los pepinos que ella quiere.
--Mire, éstos son los pepinos y éstos los calabacines (enseñándole uno en cada mano y ya un pelín cabreadillo)
--mira niño, tú me vas a espachá lo que te pedío, porque mi parienta guisa mu bien y sabe lo que le tiene que echá al guiso.
--pero es que lo que normalmente lleva el gazpacho son pepinos,¿ cómo hace su mujer el gazpacho andaluz?.
--yo no sé si es andalú o no, pero lo que sé es que le sale mu bueno, con sus papitas, su huevo picaito, su cebollita y una cosa blanca por dentro y por fuera verde.
En fin, cualquiera sabe lo que le hacía su parienta, pero nuestro gazpacho, seguro que no. El frutero, cuando oyó eso y ya cabreado, le dice:
--tenga usted, haga con su pepino lo que quiera y permita Dios que no se le repita mucho el ajo.

Cosas de la vida cotidiana, mi gente, espero no haberos aburrido, porque yo cuando ya se fue el cliente, tuve que esperar un buen rato, junto con las otras señoras, a que se me pasara el ataque de risa para poder pedirle al frutero lo que quería::::::::: un saquito de patatas.
Hasta pronto mis queridas personas.

YESTE LIMA

1 comentario:

  1. La primera entrada del 2008!!! Yo tenía un blog también cuando era mu joven, mu joven, mu joven... pero lo cerré, lo eliminé y lo borré de mi vida... y ahora me arrepiento.
    Las personas que trabajamos de cara al público tenemos pa contar mil y una como estas pero que se le va a hacer...
    Me he reído mucho, como si lo viera...
    Un besote!

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